Domingo J. Jorge López. In memoriam
Conocí a Domingo J. Jorge López los primeros días de octubre de 1987. Ambos comenzábamos 1.º de Filología Clásica en la Universidad de La Laguna. En la inmensidad del aula 7 de Derecho, en la primera planta del ahora llamado “Edificio Central”, entablamos conversación sobre los profesores del curso y el temario de las materias. Desde entonces hasta hoy, hemos mantenido una sincera y prolongada amistad en la que hemos compartido los momentos más importantes de nuestras vidas en los ámbitos familiar y profesional.
Siempre me llamó la atención el aprecio con el que se refería a los profesores de Bachillerato que tuvo en el instituto Poeta Viana de Santa Cruz de Tenerife, en especial a su maestro de Griego, Luis Miguel Pino Campos, después catedrático de la ULL, y a su profesor de Lengua, José Juan (Pepe Juan) Pérez Pérez. A sus maestros y también a figuras notables de la enseñanza no universitaria de Santa Cruz, dedicó, en la última etapa de su vida, bellas y sentidas semblanzas en la sección “Maestras y maestros de ayer” del periódico El Día. Y es precisamente a la enseñanza a la que se dedicó profesionalmente como docente en el Colegio Virgen del Mar, después de una intensa y agitada actividad periodística iniciada en la redacción del periódico Diario de Avisos tras su licenciatura universitaria. En este colegio santacrucero pudo compaginar sus dos grandes pasiones: el periodismo y la enseñanza. Entre sus aulas desarrolló una labor enérgica y apasionada en el campo de las humanidades y de la comunicación. A él se deben, entre otras, las iniciativas
de la radio escolar, el periódico digital La tiza mensajera, la coordinación de diversos proyectos literarios premiados (Premios regionales y nacionales del Ejército de Tierra en diversas ediciones, “¿Qué es un rey para ti?”, …), y, especialmente, sus célebres “Semana de las Humanidades”. En sus diversas ediciones y gracias a la gran cantidad de contactos personales y profesionales que poseía, consiguió reunir a grandes especialistas en economía, derecho, enseñanza, medicina, historia y también estudios clásicos (lenguas y culturas de la Antigüedad Grecolatina). Pero es haber contado, aunque de forma telemática, con la intervención de nuestro maestro de Griego en la universidad, el profesor y catedrático lagunero Marcos Martínez Hernández, lo que le llenó de orgullo y enorme satisfacción. No hay que olvidar tampoco la conexión que mantuvo con docentes de México y Guatemala participando en foros y tertulias virtuales en los que compartía aprendizajes y experiencias sobre docencia, literatura, psicología y comunicación.
El conocimiento y la divulgación de las tradiciones de la tierra que lo vio nacer, siempre con la consulta directa de las fuentes orales, fue su otra gran pasión. Gracias a ella podemos contar con los libros Detrás del humo, Memoria viva de nuestros mercados, El ayer del muelle santacrucero, Vivencias de la mujer vallera y otros más, en los que se aprecia el gran dominio y cariño con que trataba todo lo relacionado con el puerto de Santa Cruz de Tenerife, los oficios casi extinguidos de la ciudad, el mercado municipal Nuestra Señora de África -él prefería llamarlo “recova”- y el mundo del tabaco y sus maestros palmeros.
Quienes tuvimos la suerte de conocerlo, hemos podido disfrutar de su locuacidad, de sus ilusionantes proyectos en los que siempre trataba de engatusarnos, de su buen humor e ingenio, muchas veces en escenarios gastronómicos, como buen epicúreo que fue. Hombre de una sólida fe cristiana, formal y atento, familiar y afable. Su muerte prematura nos priva de su compañía, de sus dotes de persuasión, de su calidez humana y de su optimismo vital que le permitió reinventarse en múltiples ocasiones.
Que la tierra te sea leve, querido amigo. ¡Descansa en paz!
José María Pérez Martel
Profesor de Enseñanza Secundaria
Profesor Asociado de Filología Griega (ULL)
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